(Empiezo por recomendar muy fuerte «Pensamiento monógamo, terror poliamoroso» de Brigitte Vasallo, que me ha ayudado a aterrizar muchas ideas que revoloteaban sin orden -y a menudo muy faltas de plumas- en el tifón de mis meninges (que son mucho menos organizadas por dentro de lo que parecen por fuera), y que también me ha aportado otras completamente nuevas en las que no había pensado. Este post es en buena medida deudor de ese libro, y algo que está dándole la vuelta de tuerca definitiva a unos bastantes planteamientos vitales y haciendo que unos cuantos ninjas salgan del cascarón. A partir de aquí asumo la responsabilidad de lo que digo: si os parece una gilipollez, pensad que es cosa mía pero no dejéis de leer el libro por eso.)
Para mí, el eje de Pensamiento monógamo, terror poliamoroso consiste en dejar de entender la monogamia como un simple «solo puedes tener romance y sexo con una pareja» para abordar que ese enunciado es solo una expresión de un sistema de pensamiento más complejo y completo. Que, si bien ha existido desde hace siglos (pero no de forma universal y absoluta, como a veces decimos) en la actualidad está atravesado por unos cuantos axiomas del sistema ideológico y productivo en el que nos movemos: el capitalismo del SXXI, que yo creo que el hubiera dado urticaria hasta al pobre Adam Smith.
El pensamiento monógamo podría resumirse así:
- La familia nuclear monógama heterosexual cis (FNMHC) es la base de la sociedad: papá, mamá y también, pero no necesariamente, crías.
- Una vez que hay FNMHC, todo el sexo y amor romántico se debe producir dentro de la misma.
- Cualquier otro modelo será aceptado siempre y cuando se mimetice lo bastante con la FNMHC y no moleste.
- Las situaciones vitales que no son FNMHC se contemplan, bien como estados incompletos, bien como degeneraciones. Se asume que la gente no comparte piso con colegas porque le guste, sino porque no se puede permitir vivir sola. La gente que vive sola es porque sí puede pagarlo, pero no ha conseguido construir un proyecto de pareja. Siempre es «en espera de» o «como consecuencia del fracaso de».
- Las familias de origen siguen siendo fuente de apoyo (al menos en España) pero no se considera saludable vivir en la misma casa o demasiado cerca, salvo quizás en situaciones de crianza donde abueles, tíes y hermanes son un elemento clave.
- Las redes de amistades están muy organizadas en torno al tiempo de ocio. Por supuesto que tus amistades te van a ayudar en situaciones puntuales de necesidad, pero raramente hay un proyecto común de futuro. (No te pones a estudiar oposiciones mientras te mantienen tus amistades, para luego mantenerlas tú a ellas mientras estudian, algo que sí se prevé en la pareja clásica).
- Cuando la relación de pareja se termina en una FNMHC (con o sin crías) está muy normalizado que el proyecto en común se disuelva, salvo que existan «lastres» que lo impidan (como crías en común o una hipoteca por pagar). Raramente se tiene la sensación de continuar perteneciendo a la misma familia.
- Todo esto, sumado al progresivo abandono del medio rural y urbanización de la sociedad (vamos, que ya no conoces a la vecindad) implica que no hay tribu.
- Y el pensamiento consumista no ayuda. Tener el mismo abrigo durante 20 años ya no es algo que nos parezca normal ni deseable. No buscamos calidad y resistencia, sino novedad y excitación. En la próxima esquina, evento o fiesta conoceré a mi siguiente rollo, que seguro que es mucho mejor que lo que tengo cerca. O vaya, eso espero.
Y, por supuesto, tenemos la seguridad de que, aunque algunas de estas características nos vienen impuestas (como no poder vivir cerca de mis amistades o familia), otras las hemos elegido en plena libertad (como no tener criaturas). Porque solo le comen el tarro a los demás. Nuestros tarros son incomestibles.

La precariedad se expande. Puede ser económica o de otro tipo (porque incluso la gente con pasta está comida de ansiedad, aunque la ansiedad es mucho menor por tener 200 mails diarios que por no poder pagar la calefacción o las medicinas). Y, desgraciadamente, las antiguas redes de apoyo, por feas que fueran a veces (especialmente en casos de personas con orientaciones sexuales o identidades de género no normativas), eran redes de las que se esperaba eso, apoyo. No hemos conseguido un buen sustituto. Básicamente, tienes dos opciones: o sigues tirando de tu familia de origen (y con sensación de culpa o fracaso) o te atrincheras en la pareja y te las arreglas en una FNMHC. O algo que se le parezca.
Pero claro, la FNMHC clásica (pensemos en España 1950, por ejemplo) incluía elementos como que las mujeres íbamos a tragar sin protestar con un carretón de mierda más gordo que el de los tíos (a las situaciones jodidas que pasaban ellos se sumaban las nuestras: sometimiento político y económico, asunción de una parte desproporcionada de la carga doméstica y de cuidados – no solo física sino también mental-, etc.). Y ahora no nos da la real gana, mira. Y también se construía en torno a principios de identidad de grupo mucho más férrea, en la que ser «especial» no estaba bien visto en absoluto, y la presión para seguir trayectorias vitales definidas previamente hasta en los menores detalles era mucho mayor. Las identidades de género no normativas, las orientaciones sexuales, etc. ni se imaginaban.
Por supuesto, esa olla a presión tenía sus válvulas. Si bien existía una moral imperante homogénea, se entendía que ciertas cosas sucederían de forma inevitable, como los cuernos. Porque los hombres tenían necesidades inevitables que había que aceptar (siempre que fuera follar con mujeres, preferiblemente de clase social inferior) y a las mujeres no les gustaba mucho el sexo y no se les podía pedir que se sacrificaran todo el rato. Y bueno, cuernos happened. O, si la gente quería ser honesta con su marido o mujer y el tema sexual no iba bien, se mataba a pajas, tenía sexo que no le apetecía, y se entendía que bueno, que eso era lo normal. Lo mismo que no vincularse mucho a nadie fuera del matrimonio.
Y eso ahora no nos vale.
No voy a desarrollar más todo lo que se espera de nosotres, no solo externa sino internamente, porque creo que más o menos está claro. Una parte de esa presión es que tenemos que tener cubiertos de puta madre todos los aspectos de nuestra vida, emocionales, biológicos y prácticos. El discurso de las no-monogamias éticas se desarrolla como crítica a la idea de que una sola persona puede cubrir todos esos aspectos, hoy y por siempre.
Reconocemos que eso no es una petición lógica, y a la vez no queremos conformarnos con una relación imperfecta, ya sea sexual o románticamente. Así que nos declaramos No-Monógamas Éticas, mediante estos axiomas.:
- No tenemos por qué tener exclusividad sexual. Podemos tener varias relaciones sexuales, siempre que todo el mundo esté informado y conforme.
- No tenemos por qué tener exclusividad romántica. Podemos tener varias relaciones románticas, siempre que todo el mundo esté informado y conforme.
Y ya está, ya no somos monógamas ¿no?
Y como esto queda largo, explicar por qué seguimos en la monogamia se queda para el siguiente post. Pero adelanto una pista: vuelve al tercer párrafo y revisa cuántos elementos del listado se dejan de cumplir en las no monogamias que conoces.
(Nota: siempre me ha dado pereza hacer mis propios memes (siempre he sido más de foto con leyenda) pero la verdad es que engancha. Y me hacen mucha gracia los de Afectos Laterales, así que a partir de ahora yo pondré más memes también en los posts.)