Notas sobre (h)amor2-(h)amores excéntricos

Como en la entrada anterior, estas notas tienen el objetivo de recordarme a mí misma lo esencial de cada artículo y no olvidar el aprendizaje y las reflexiones que ha provocado. A veces las reflexiones se van muy por los cerros de Úbeda, y en absoluto pretendo que reflejen la opinión de las autoras/es, puedo perfectamente ser yo misma y mi mecanismo. Compraos el libro, que nos hace falta apoyar más proyectos como este, y además está muy bien y sacaréis vuestras propias conclusiones.

Si a alguna autora o autor le molesta que mencione fragmentos de su artículo, elimino las referencias sin problema 🙂 Mis interpretaciones, en fuente normal. Las citas en  cursiva. Lo que resalto de cada artículo no refleja necesariamente su esencia sino los valores diferenciales que me han aportado a mí, lo que más me ha dado que pensar. A veces esto está muy alineado con su propósito principal, otras veces es solo algo que surge de forma lateral y que, aunque para mí haya sido muy significativo, no tiene por qué ser el interés principal de las autorías.

Romper la monogamia como apuesta política (Brigitte Vasallo)

  • «Hemos dejado de creer en Dios, en el capital, en el patriarcado y los telediarios.» Brigitte contrapone esta pérdida de fe con la buena salud de la monogamia, y entiendo que se trata de un recurso para exacerbar el contraste. Pero aunque en cierto sector minúsculo de la población el ateísmo, la desconfianza del capitalismo, el feminismo y la pérdida de fe en la ética periodística apunten maneras, ni en horizontal ni en vertical me atrevería yo a decir que hayamos dejado de creer en eso.
  • «Hay también una cuestión moralista que aparece por los bajos fondos: si nuestro amour nos pidiese dejar de hablar con los demás de por vida nos parecería aberrante y saltarían todas las alarmas del maltrato. Pero al tiempo que pensamos el amor como un sentimiento exclusivo, pensamos el sexo más como un vicio que como una parte esencial del ser, necesaria y constituyente de la vida. Por eso cuesta tanto reivindicar y defender la diversificación sexual, especialmente para las mujeres e incluso ante nosotras mismas.»
    Este aspecto es bastante puñetero.  No solo entre las mujeres se da a menudo esta sublimación del amor platónico frente al sexo («¿seré una fresca porque me apetece follar con más de uno?») sino que también la orientamos hacia los hombres y creemos, para ambos sexos, que el interés sexual es en cierta forma una forma de regresión («te preocupas demasiado de tener sexo con la gente y desprecias la intimidad, eres muy primario»). Por supuesto, el sistema está montado de modo que este intento de control culpabilizador pro monogamia de las mujeres hacia los hombres salga regular, porque ellos tienen más privilegios que nosotras para dar salidas a sus intereses, mientras nosotras seguimos padeciendo el estigma de la ligera de cascos. Pero aún así, en muchos hombres que tratan de respetar los acuerdos de fidelidad sexual con sus parejas pero que se encuentran en relaciones donde el sexo no es relevante para la otra parte, este mensaje de «es que no debería preocuparte tener sexo» es demoledor. En este sentido, tengo una maravillosa anécdota con el Ceracet, un anticonceptivo que me recetaron por ser el único hormonal compatible con la lactancia pero con efectos desastrosos en la libido, que fue muy iluminador. Y que no voy a contar ahora 😛
  • «Pues ahora, las malas noticias, porque nuestro paraíso particular tiene dos peligros mortales: los celos y el escaqueo. Y de ambos lo más fácil de gestionar, lo creáis o no, son los celos.» Brigitte, ai lof iu ❤
  • Desarrolla esto con la idea de que para trabajar los celos hay libros, recursos, talleres, y además la conciencia de que para resolverlos hay un proceso compartido con tus relaciones que es necesario materializar. Pero el escaqueo emocional, el no atender a las necesidades y esquivar cualquier compromiso, esto se alinea con el capitalismo emocional. El riesgo de tener relaciones múltiples como quien pasa por los estantes de un supermercado, tomando lo que te apetece cuando te apetece (hoy quiero sentirme solidaria y comprometida, llamo a esta persona que se siente mal porque ha perdido el trabajo… pero solo eso,  cuando me apetece. Da igual si lo necesita. Mañana no quiero sentirme restringida, quiero poder ir  a ver a esta otra persona alegre y despreocupada para que la fiesta siga…). […] las personas y los cuerpos como puro objeto de consumo, como entes sustituibles.
  • Vamos a tener que hacer un trabajo muy fino para crear una cultura que nos ayude a pasar de la independencia individual a la inter-independencia, por expresarlo de alguna forma.

Relaciones amorosas y comunidades de apoyo mutuo: Algunas revisiones en torno al amor, la familia y el parentesco (Mari Luz Esteban)

  • «Las feministas, en general, […] llaman la atención sobre la necesidad de: […] (1) Denunciar lo ilusorio de tomar la familia como una unidad aislable del Estado, el mercado o la comunidad [—]. (2) Subrayar que las familias son redes de cooperación y solidaridad pero también de dominación y control: las experiencias de las mujeres dentro de las familias son múltiples y variadas, positivas y negativas […]. Ser conscientes de que la idealización del amor y los sentimientos familiares producida en los últimos siglos lleva a las mujeres a ser las responsables de los sentimientos, lo que justifica su subordinación.»
  • A mí esto me lleva a pensar que, igual que el patriarcado coloca en los hombres la responsabilidad de ser proactivos para ligar y arrancar la relación, después las mujeres heredamos la custodia de las mismas. Al igual que con los hijos, debemos estar pendientes de si hablamos lo suficiente, si se están produciendo citas de calidad, si compartimos lo bastante, etc. El reparto de roles típico es que las mujeres somos la fuerza centrípeta, que trata de mantener las dinámicas tendientes hacia la propia relación planteando límites, los hombres tratan de escapar a esos límites en un movimiento centrífugo. Si las mujeres hacen su papel y regañan, lloran, «tenemos que hablar», etc. lo suficiente, y el hombre es sensato y no tira demasiado de la cuerda, la relación se mantiene. Este es el reparto de roles del patriarcado y como tal marca tendencias. Las mujeres y los hombres siguen más estos roles o menos, pero no cabe duda de que si te sales de ellos eres penalizada/o. Un hombre que no trata de escapar de las «garras» de su mujer es un calzonazos. Una mujer que pasa de estar pendiente de su pareja masculina y que prefiere ocuparse de sus cosas es una insensible y lleva a la relación hacia el desastre. Ignoro cómo se reparten estos roles en parejas del mismo género pero me da que algo de estas dinámicas se da también.
  • Volviendo al artículo, la propuesta que entiendo es desplazar el centro de gravedad del vínculo romántico al comunitario. Suena bien, la cosa es cómo se hace, que siempre nos dejan a medio polvo 🙂

Del amor a la amistad: la política de las relaciones (Daniel Cardoso)

  • Sobre los antecedentes del amor romántico en la historia «[…] casarse con alguien por amor suponía un claro avance en un sistema que trataba a las mujeres como un bien material […] y en dicho contexto […] una forma de resistencia, que requiere que la mujer devuelva ese amor, que corresponda proactivamente a ese sentimiento.»
  • ‘Butler dice que el amor no es un «sentimiento» sino «un intercambio»‘.
  • «[…] han prestado especial atención al modo en que el poliamor puede pasar fácilmente a convertirse en «una opción de estilo de vida» para ciudadanos blancos y de clase media que ya son privilegiados
  • Llama a rechazar el matrimonio y a negarnos a aceptar la centralidad del amor romántico y sexual a la hora de repartir beneficios y derechos sociales.

Asexualidad: un cuestionamiento extremo del deseo (Irene Blanco y Sonia Trello)

  • «La atracción conlleva fijarse en otra persona: esta fijación puede ser de cinco tipos: sexual, romántica, estética, sensual e intelectual social.[…] Estos distintos tipos de atracciones se combinan y dan lugar a toda una gama de identidades de lo que denominamos «el espectro asexual».»
  • «La asexualidad resta importancia social al sexo[…]. Por esta razón todas aquellas propuestas de vinculación no monogámicas se quedan cortas a la hora de representar a este colectivo, ya que su base de organización es sexocentrista.[…]. Por esta razón, la única propuesta de red afectiva que se ajusta a la asexualidad es la agamia.»

The one I love/You’re the one (Jaron Rowan y Silvia Nancares)

  • «El amor produce grandes narrativas. La soltería ha vivido siempre en los pies de página.»

 

Anarcoamor (Gabriela Weiner)

  • Una historia personal para ilustrar la anarquía relacional.

La siguiente parte del libro, Amores concéntricos, son propuestas artísticas que expresan distintos sentimientos sobre las relaciones no monógamas. Es interesante y necesario que las no monogamias vayan configurando una producción artística propia. Personalmente no he conectado mucho emocional o intelectualmente con ninguna de las propuestas. No es una crítica sino un hecho, y me alegra que otras personas sí experimenten esa conexión.

 

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