Hasta hace unos 9 años, yo aún bregaba con los packs relacionales como instrumento principal para configurar mis relaciones. El pack relacional es ese precocinado cultural que implica que si alguien es tu pareja primaria, la tendencia es a que esa será la persona con la que formes una unidad económica, compartas casa, te reproduzcas, te vayas de vacaciones, etc. El pack relacional admite incompletitud: puedes no tener hijos (pero no los tengas con otra persona), podéis no vivir juntas (pero no te vayas a vivir con nadie más), podéis no poner las cuentas en común (siempre que no busques a otra tercera persona para hacerlo), etc.
Admite incompletitud aunque esto se lea como imperfección. Incluso admite sustitución SIEMPRE QUE ESTA SE HAYA PRODUCIDO PREVIAMENTE, ojo. Puedes tener hijos con otra gente, porque proceden de una relación anterior y bueno, no los vas a devolver a fábrica. Te vas de vacaciones con tu mejor amiga en agosto pero eh, es que lleváis haciéndolo 15 años. Estas excepciones a la pareja 360º, elección número 1 en cada uno de los posibles aspectos vitales, la asumimos como una falta de perfección del modelo… pero bueno, creemos que hay aspectos defectuosos de la vida anterior a encontrar a la media naranja que debemos aceptar, qué se le va a hacer. Lo que es muy loquer es que, una vez que tienes una relación primaria, le plantees tener hijos CON OTRA PERSONA.
Eso fue lo que yo hice hace 9 años. Mi pareja me respondió, después de mirarme unos segundos con los ojos como platos: «… A ti lo que pasa es que te han criado los lobos».
Y no fue una mala respuesta. Es la respuesta NORMAL. La cultura mayoritaria dicta que, si quieres criar, o bien tienes hijes con tu primaria, o bien te jodes y no los tienes. O rompes la relación, aunque funcione muy bien en otros aspectos. El pack.
Pero yo había atravesado en se momento una crisis personal que había hecho tambalearse mi sistema de creencias… hasta que una parte de él se derrumbó del todo. En ese momento tuve una epifanía (es lo bueno de las ostias gordas, que a veces epifaneas) y repentinamente me di cuenta de que ahora, por todas partes, veía la Matrix. La realidad no son packs, son unos y ceros.
O, aplicado al entorno de las relaciones, estas no son cualitativamente distintas unas de otras en esencia, sino que se componen de distintos planos relacionales. Hace 9 años, las palabras «anarquía relacional» no se escuchaban como ahora en los colectivos poli, así que me costaba bastante explicar el modelo, aunque para mí era de una sencillez apabullante. Estableces distintos lazos en distintos planos: la suma de esas interacciones y, en su caso, compromisos, es la relación. Puedes tener una relación alucinante en un plano y desastrosa en otro. ¿Por qué es obligatorio que existan esos dos planos con la misma persona?
Por alguna razón, la idea no calaba mucho cuando la explicaba. Es decir, la teoría se entiende bien, pero hablar de trasladarla a la realidad no le parecía muy factible a la gente a a que se la contaba (insisto, hace la torta de años de esto y tampoco es que yo lo supiera explicar como lo hago ahora, es probable que en parte la causa fuera esa).
Para mí, sin embargo, no había vuelta atrás. De repente, entender la naturaleza de las relaciones se había vuelto terriblemente sencillo. Gestionarlas no, en parte por incompetencia personal (aún hay respuestas que no tengo) y en parte porque una solución que requiere un cambio de marco narrativo en otras personas para que se pueda poner en marcha… pues es más difícil que sea eficaz. Pero aún así era más fácil que antes, porque podía abordar cada plano por separado. Un grado de compromiso 8 en un plano no supone automáticamente el mismo grado en otro.
Sea como sea, yo ya no puedo mirar alrededor y no ver la Matrix relacional. Aún estoy intentando analizar qué suponen los distintos planos, cuáles me afectan a mí, cómo quiero vivirlos.
Inicialmente, empecé a manejar una lista de planos relacionales que era algo así:
- Co-maternidad/paternidad: crianza compartida.
- Co-habitación: compartir vivienda y las tareas de mantenimiento derivadas.
- Unidad económica: solidaridad económica, te percibes como una unidad de resistencia ante la adversidad material relacionada con el dinero y la economía.
- Co-responsabilidad de cuidados: asumes responsabilidad en el bienestar físico, emocional y mental de otra persona en un grado concreto, y te comprometes a proporcionar cierto nivel de cuidados. Empezando por el básico: reducción de incertidumbre. Saber que la palabra de alguien es sólida o que te va a decir la verdad es un cuidado en sí. La confianza en la relación pertenece a esta esfera.
- Relación legal: incluye las definiciones legales que pueden tener algún tipo de consecuencia legal, independientemente de otras circunstancias. Matrimonio, maternidad/paternidad, pareja de hecho, familia, tutoría, albaceas, socios, co-propietarios, etc.
- Proyectos comunes: desde pertenecer al mismo grupo de música a montar una empresa o hacer un viaje. El activismo compartido también pertenece a esta categoría.
- Sexo
- BDSM: lo separo de otros planos de relación pero probablemente solo tiene sentido de forma aislada si pensamos en los juegos de intercambio de poder.
- Comunidad intelectual: la relación se establece por el intercambio de ideas, debates, propuestas, información, curiosidad.
- Comunidad emocional: la relación se establece por el intercambio de expresiones y situaciones emocionales, ya sean físicas o verbales. Por ejemplo, compartir la experiencia emocional de descubrir algo juntas por primera vez.
- Intimidad física: tocarse. Una necesidad humana primaria que satisfacemos con distintas personas en diferentes grados.
- Historia común: El pasado compartido, el ser «referente histórico de», también es un plano relacional. Este permite que podamos relacionarnos incluso con gente que ya ha muerto. O al menos sentir que lo hacemos.
- Interés romántico: quienes me conocen saben que detesto la palabra pero no tengo otra de momento. Hay un interés de determinado tipo, un estado emocional que alcanzo con ciertas personas que o está o no está.
- Compañía: hay personas cuya compañía, real o virtual, sin necesidad de que haya necesariamente actividad en los otros planos, disfrutamos. En mi caso, hay personas con las que disfruto simplemente estando en la misma habitación y que me relajan, mientras que otras elevan algo mi nivel de estrés, por mucho que puedan gustarme en otros aspectos.
Recientemente, en el grupo de Facebook Solo Polyamory, Maxx Hill ha publicado su Relationship Anarchy Smörgåsbord basado en ideas proporcionadas por la comunidad. Creo que es un esquema de trabajo bastante mejor que el mío , y me he ofrecido a traducirlo. A ver qué me cuenta.
En cualquier caso, este es uno de mis ninjas: descompón tu relación con cada persona en distintos planos y analízalos/mejóralos/establece acuerdos por separado. Las no monogamias permiten que se pueda tener relaciones sexuales y románticas diversas, pero tiene sentido ir más allá y entender cómo funcionamos en los demás planos con cada persona. Y huir de los escalators tanto verticales (la idea de que las frecuencias e intensidades deben ir siempre en aumento) como horizontales (la obligatoriedad de que el número de planos y facetas compartidas crezcan también). Esta bien que las cosas crezcan si es lo que quieren las partes implicadas, pero también es correcto querer que se queden como están o hacer que decrezcan.
Esto también tiene otra interpretación; si para ti una relación en la que merece la pena invertir tiempo debe incluir ciertos aspectos, hay que someter la realidad a auditoría. Porque el tiempo es limitado, la atención más aún, y esforzarte demasiado en una relación en la que la otra persona no tiene interés ninguno en un plano concreto puede que no sea lo que realmente quieres. Entender cuáles son los planos esenciales en que debe existir vinculación (y en qué grado de intensidad) para que me interese realmente invertir tiempo y atención en una relación es cada vez más mi piedra filosofal.